Me encontraba sola sentada en el pupitre de mi aula ya todo escrito por alumnos anteriores, por la ventana del salón se veía que aun seguía lloviendo a cantaros o mejor que llovía de una forma impresionante. Fue el día más lluvioso del año. Algo interrumpió mi visión, era Ian que estaba empapado de pies a cabeza, que como un niño pequeño intentaba mojarme y lo logro. Es realmente difícil pelear contra alguien que tiene un tamaño y una fuerza mucho más superior que la de uno mismo. Me refregó contra su campera empapada la cual olía a humo de cigarrillo humedecido, era realmente un asco. Acto seguido arrugué la nariz y largue una palabrota que me salio del alma.
¿De mal humor? –Pregunto con cara de ángel-
¿Tu que crees? Me has empapado y ahora estoy muerta de frío –me abrase a mi misma con el ceño fruncido-
Ten.
Increíblemente su campera no estaba mojada en su interior, lo bueno es que la calidez de ese abrigo fue realmente placentera. Ian no era el chico más feo del aula pero si era uno de los chicos más apuestos del colegio. Su pelo era color bronce, algo ondulado y sus ojos eran marrones casi negros. Su físico era envidiable, perfecto por donde uno lo mirara. Su rostro era delgado con rasgos bien marcados, su mirada era profunda y te inquietaba con solo echarle un vistazo. Su personalidad, bueno era la de un niño, pero su primera impresión era temerosa y rebelde, eso creo que lo dice todo de él.
Algo interrumpió nuestra charla medio discusión medio bromista, ese algo era un carraspeo de garganta algo sonoro hecho a propósito para advertidos que nuestra profesora de economía había ingresado al aula.
La clase transcurrió de lo más lenta, a tal punto de llevarte a la locura. Llámenle a esto exageración pero si tu profesora de una de las materias más aburridas de todas se parece a la de Monster Inc. Que le dice a Mike –No hiciste tu papeleo anoche- con esa voz que se compara a cuando alguien esta congestionado y con la nariz tapada. En fin la profesora se retiro y toda la clase se alboroto, yo me fui con Ian y Yanet, otra de mis mejores amigas. Era alta y delgada, su pelo era largo y negro como la noche al igual que sus ojos. Como siempre Ian me ataco con una de sus locuras de hacerme cosquillas. Debo admitirlo, algo por el sentía y hace mucho, desde que conocí como era realmente… Me enamore de él. De la nada Ian paro de hacerme cosquillas, su mirada se perdió en el vacío. Me quede mirándolo extrañada, como un acto reflejo me tomo de la cintura y me envolvió en sus brazos en una forma distinta a lo habitual. Esta vez demostraba como si yo fuera… Suya en su totalidad. Mi pecho estaba completamente pegado al suyo, su respiración era irregular y entrecortada. Su mirada era de odio y desconfianza.
La mandíbula se me desencajo. Un chico extrañamente igual a Ian se encontraba recostado en el marco de la puerta del aula.
Hola Ian –su tono fue de odio escondido bajo una voz agradable-
Porque no te –le corte-
No puedes –mi mirada a el fue oscura- Déjalo en paz, solo intenta joderte la vida.
Oh, Ian tiene novia –dijo divertido-
Oh, tu eres un idiota –dije sarcásticamente-
No te conviene hacerte la valiente conmigo.
A ti no te conviene, marica –mi rostro se torno extraño algo cambiaba dentro de mi un ser oscuro estaba trepando por mi espalda hasta ubicarse en mi conciente, ordenándome lo que estaba haciendo. Literalmente algo me había poseído-
El rostro del Ian 2 se desencajo, avanzo asía mi en un caminar rápido y furioso. Yo me zafe de los reconfortantes brazos de Ian y le hice a ese grandulon frente, no le tenía miedo, ni odio. Solo quería matarlo y eso era todo, matarlo con mis propias manos, sabiendo que luego me arrepentiría por el resto de vida. Pero repito algo me domina algo más fuerte que cualquier otra cosa, algo… extraño.
En ese momento vi algo en la ventana que daba al patio trasero del colegio, ese algo era una persona vestida algo extraña con una galera y ropas antiguas pero bien conservadas. Me miraba fijamente a los ojos, ese mal volvió a mí para dominarme, él me estaba dominando.
Ian se interpuso entre él y yo. Sus ojos estaban desorbitados por la extrañeza en mi actitud, volví a mirar por la venta y ese ser misterioso ya no estaba pero en la ventana reposaba un hermoso mirlo (blackbird). Mi pregunta fue ¿Qué demonios hace un pájaro de ese estilo aquí? Al observar bien el pájaro sentí como este me miraba, comprendiendo todo lo que pasaba y de forma extraña sentí que me sonreía y echo a volar para luego perderlo que vista a la distancia.
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